Transcripción

Hola, ¿cómo están? 

Mira, me pidieron que hablara sobre un viaje que alguna vez haya hecho. Yo creo que es necesario partir diciendo que… jamás he viajado. O bueno, estoy exagerando, la verdad. Pero, cómo… ¿Cómo explicarlo? No soy viajero como ustedes. Ustedes han recorrido gran parte de América Central, desde México hasta Colombia, debo imaginar. Pero, yo? ¿Qué puedo contar yo? 

De partida, los únicos viajes que alguna vez he hecho fuera de Chile han sido a Argentina… muchas veces, pero a las ciudades que están muy cerca del límite con Chile. O un viaje que (hice) hace muchos años atrás por ahí en el lejano 2005-2006. Era un niño. Yo viajé a Colombia y lo único que recuerdo de Colombia es la playa y la piscina del Hotel, pero nada más.

Entonces, ¿qué puedo realmente yo contar respecto a viajes, qué puedo relatar? ¿Algo nuevo? ¿Algo interesante? La verdad es que sí. Hay algo interesante. Así que, por favor, presten atención. Voy a contarles sobre mi fallido viaje a Bolivia.

Resulta que todo empieza… todo empieza más o menos de esta manera. 2019. Tenía ganas de viajar. Estaba trabajando, juntando plata… ¿y a dónde quería irme? Quería irme a Europa. Tenía ganas de irme a lugares como Austria, Italia, Francia. Estaba juntando plata. 

Pero, tal vez si están prestando un poco de atención, sabrán que estaba yo hablando de 2019 (dos mil diecinueve). Había comprado un pasaje a España, a Barcelona. Desde Santiago a Barcelona. Y el pasaje era para marzo de 2020 (dos mil veinte). 

Si. Ya sabes lo que pasó, todos sabemos. No es novedad para nadie. Ya sabemos que pasó el año 2020. Sobre todo en marzo: coronavirus, ya, alguien en China se comió un murciélago, como sea, y esparció el virus por todo el mundo. Nada que hacer, fronteras cerradas. Nadie con ganas de viajar… Entonces, yo ¿qué hice? Me vi en la necesidad de cancelar ese vuelo a Barcelona. Así que no, no pude ir a Barcelona. De hecho, había estudiado demasiado francés para poder visitar Francia, harto alemán para poder ir a Suiza, Austria, Alemania y un poco de italiano para ir a visitar Italia. Ah y además había estudiado harto polaco, porque tenía ganas tremendas de irme a Varsovia. Pero nada de eso pasó. 

Pero, ¿qué hice en su lugar? Dije: Bueno, entonces para no quedarme con las ganas, voy a ir a Bolivia. Yo fui a Bolivia. Pesqué mi maleta… (a propósito, “pescar” significa “tomar”, en Chile lo decimos todo el tiempo, así que..) pesqué mi maleta y me fui a Iquique, en el extremo norte de Chile. Los recuerdo que yo vivo en Coyhaique en el sur y Iquique queda en el norte, así que tremendo viaje. Iquique y con intención de luego pasar a Bolivia y fui a La Paz, de hecho, fui a La Paz. Era un fin de semana, fui a la ciudad de La Paz y habré estado en La Paz tres días. 

Ya no sé si reír o llorar la verdad, no voy a inventar alguna emoción, pero sí estuve tres días en Bolivia, tres días en La Paz y por qué? Porque justo en el tercer día, recibo un WhatsApp de mi papa, diciendome: “Amadeo, van a cerrar las fronteras de Chile” y de pronto “van a cerrar las fronteras de Bolivia” y de pronto “Oh vamos todos a morir, el coronavirus…”. Entonces, nada que hacer. Me quedé con las ganas. Tres días en Bolivia y la verdad diría que apenas uno, porque, justo en el medio, el segundo día fue donde realmente recurrí a La Paz, porque el primer día fue para llegar y el tercer día fue para irme. 

Sí, tenía ganas de irme a Machu Picchu, Perú, en realidad. Y adivinen qué? ¡Tampoco! Así que ese fue mi fallido viaje. Espero que les haya interesado mucho. Después tuve que regresarme a Iquique. En Iquique, permanecí alrededor de unos tres meses para luego regresar aquí a mí ciudad que es Coyhaique, aquí mismo. Así que… eso. Disfruten que están viajando, porque hay otros idiotas como yo que no pudieron. Así que, bueno, que estén muy bien

Adiós. Besitos. Abrazos. Como sea. ¡Chaito!